En Bolivia las políticas diseñadas para acelerar la modernización de la agricultura de América Latina han intensificado la deforestación, la degradación de los suelos por compactación, contaminación del agua y del aire, y la pérdida de la biodiversidad. Trigo (1955) ha indicado que la agricultura comercial en las zonas templadas y tropicales de América Latina con la rotación de cultivos siendo reemplazado por monocultivos y el uso creciente de la maquinaria agrícola, reduce el nivel de fertilidad del suelo y la compactación del suelo. Esta forma de modernización de la agricultura ha sido invocada por el Gobierno de Bolivia, que ha promovido la compra de maquinaria agrícola (tractores, sembradoras, cosechadoras) por los gobiernos municipales, las asociaciones de agricultores y productores individuales, así como fomentado el uso de semillas mejoradas , fertilizantes y pesticidas. Culturas donde se intensifica el uso de maquinaria agrícola son el maní y el maíz (Chaco de Ecosistemas), y la patata, trigo y quinua (ecosistema andino). Sin embargo, a pesar de haber adoptado esta tecnología, los rendimientos siguen disminuyendo. De acuerdo con el Plan de Desarrollo Municipal de Monteagudo, Muyupampa, Tarabuco y Ravelo, el maíz ha disminuido en un 30%, la patata en un 40%, los cacahuetes en un 30% y el trigo en un 37% durante los últimos 10 años. Como resultado, los esfuerzos para reducir la pobreza extrema en las zonas rurales era ineficaz (22% de la población en el área rural es la pobreza extrema). Las causas de esto se atribuyen en gran medida a la pérdida de la capacidad productiva del suelo, pero ni las instituciones gubernamentales ni las universidades han iniciado investigaciones para aclarar esta cuestión y comprender el efecto de la compactación del suelo en la capacidad productiva y sus posibles peligros en estos ecosistemas.

Las cuestiones planteadas por la nueva ley para suelos de Bolivia y la Superintendencia Agraria "indican que el 22% del territorio sufre una fuerte degradación severa. La degradación es la pérdida progresiva de la capacidad productiva de los suelos debido a la erosión, la pérdida de la fertilidad, la contaminación, la salinización y la compactación.

a. El diagnóstico de las demandas actuales del gobierno para apoyar este sector agrícola

b. El acceso limitado a la información local relativa a las condiciones del suelo

c. El diagnóstico de la baja cantidad de profesionales con habilidades para resolver este problema.

Nuestro país tiene que tomar medidas a nivel nacional y un mayor impacto para desacelerar o detener la degradación y desertificación de los suelos.